10 falsos mitos sobre los tatuajes y 3 verdaderos.
El mundo de los tatuajes está rodeado de un aura de misterio (y muchas veces de misticismo) desde la antigüedad. En nuestros días, la abundancia de información disponible en todos los medios a nuestra disposición ha conseguido que sea más sencillo acceder a mucha más literatura acerca de sus orígenes, su historia y su significado, aunque paralelamente nuestra sociedad de la información es el caldo de cultivo ideal para la propagación de todo tipo de rumores, leyendas urbanas y mitos sin ninguna base científica.
A continuación recopilamos algunos de los falsos mitos más populares relacionados con el tatuaje que podemos encontrar circulando habitualmente por Internet.
1. La aguja de tatuar es una única aguja
La creencia de que la máquina de tatuar emplea una sola aguja para realizar los tatuajes es totalmente falsa. Efectivamente, puede emplearse una única aguja para realizar ciertas partes de un tatuaje, perfilar líneas, trabajar detalles muy pequeños, etc. Pero en realidad el número de agujas que se emplea varía. Para ciertas tareas se emplean grupos de agujas (hasta 40) soldadas. Estos grupos de agujas permiten a los artistas rellenar zonas amplias con mayor rapidez, realizar sombreados con un mayor control, o simplemente dibujar trazos más gruesos.
Paradójicamente, el número de agujas no está relacionado con el que tatuaje sea más doloroso; es decir un sombreado realizado con siete agujas, NO es siete veces más doloroso que si hubiese sido hecho una única aguja (hablaremos del dolor más adelante).
2. Los tatuajes sangran mucho
En la mayoría de casos, cuando el tatuador comienza dibujando o perfilando el tatuaje sobre la piel casi ni se produce sangre. Cuando se sombrean o colorean zonas más amplias se suele sangrar muy poco, y además el tatuaje deja de sangrar por si solo en 5 o 10 minutos. Cuando la persona abandona el estudio llevando su tatuaje vendado lo normal es que la piel ya haya dejado de sangrar completamente. En definitiva, un tatuaje realizado correctamente no implica ninguna pérdida de sangre significativa.
3. Algunas tintas pierden intensidad con el tiempo
Es verdad que algunos colores como el rojo y el azul pierden un poco de intensidad una vez se ha curado el tatuaje, pero una vez asentados los colores se mantendrán uniformes. En los últimos años las innovaciones técnicas desarrolladas en las tintas para tatuajes han aprovechado la incorporación de algunos nuevos pigmentos mucho más resistentes a los elementos (el sol, el paso del tiempo, etc.), lo que hace que los tatuajes actuales mantengan mucho mejor el brillo de sus colores con el paso de los años.
4. Los tatuajes se vuelven azulados con el paso del tiempo
Cuando se habla de tatuajes, mucha gente tiene en mente la imagen de los antiguos tatuajes de color azulado / verdoso de la década de los 50s y 60s, o los típicos tatuajes “talegueros”(carcelarios) y del servicio militar. Hoy en día este efecto es inexistente gracias a la mejor calidad de las tintas empleadas y a máquinas de tatuar mucho más avanzadas y precisas.
5. La tinta blanca (o de colores claros) duele mucho más
Este es otro error comúnmente extendido. Lógicamente el dolor no depende en ninguna forma del color de la tinta empleada en el tatuaje. El origen de esta falsa creencia está en la propia técnica del tatuaje. Habitualmente los colores claros son empleados en las fases finales del tatuaje (para realizar brillos o realces de ciertas zonas) cuando el tatuaje está casi finalizado, por lo que el tatuador necesita trabajar de nuevo sobre zonas anteriormente tatuadas, que suelen estar más sensitivas tras sesiones anteriores. Este hecho da la percepción errónea a mucha gente de que las tintas de color claro duelen más que cuando les realizaron la parte correspondiente a los colores oscuros.
6. El dolor del tatuaje es insoportable
Es verdad que los tatuajes duelen; de eso no hay duda. Pero el nivel de dolor o de molestia depende de muchísimos factores, y en general todo el mundo tiene la sensación general de que “duele bastante menos de lo que esperaban”.
El factor determinante para el dolor de un tatuaje es sobre todo la zona del cuerpo en la que se realiza: cuanta más terminaciones nerviosas tenga la zona del cuerpo, más doloroso será el tatuaje, siendo las zonas más sensibles, la palma de las manos, la cara, el interior de los muslos y los brazos, y la que menos la espalda. También es importante lo mullida que sea la zona. La máquina de tatuar hace impactar las agujas contra la piel, si la piel que se está tatuando está en zonas bajo las cuales hay hueso o poca carne que amortigüe los impactos, el tatuaje será más doloroso. Este es el caso de los tobillos, las muñecas, los nudillos, etc.
Los tatuadores siempre intentan que sus clientes sufran lo menos posible y para ello emplean varias técnicas, y en casos extremos suelen disponer de una crema anestésica para personas especialmente sensibles que no puedan soportar …